«Todo puede ser visto desde distintas perspectivas».

Esa es la lección principal que Roberto Ampuero aprendió de su Valparaíso natal.

El autor de Nuestros años verde olivo aseguró que dicha afirmación está relacionada con la geografía de la ciudad portuaria, pero también con la arquitectura de cada una de sus casas.

Asimismo, señaló que se trata de un lugar que no oculta la pobreza como sí lo hacen las ciudades planas.

«Desde niño podía ver hacia otros cerros y ver la pobreza […] Eso fue decisivo en mí, en mi formación, en mi sensibilidad y mis pasos políticos a futuro», apuntó durante la conversación que sostuvo con Cristián Warnken en la vigesimoctava edición de la cuarta temporada del ciclo En Persona.

Este capítulo se emitió en vivo el domingo 9 de octubre a través de la señal de ICARE TV.

La importancia de la cultura

Ampuero se refirió y ahondó de diversos temas; desde su admiración por la figura de Salvador Allende hasta sus vivencias en Cuba.

También contó cómo empezó a distanciarse del comunismo y detalló algunas anécdotas, como la serie de acontecimientos que lo llevaron a conocer personalmente a Heberto Padilla.

Por otro lado, aseveró que la izquierda en Chile «ha hecho un trabajo muy serio, desde la perspectiva de sus intereses, en el ámbito cultural».

La derecha, en contraparte, siempre ha dado más importancia a lo estadístico y a «hacer que las cosas funcionen».

«Nada de eso emociona, seduce o inspira […] Mientras las derechas no asuman la importancia que tiene la cultura dentro de un país, siempre va a estar a la defensiva en cualquier tipo de debate o discusión», explicó.

A su vez, recalcó que «las ideas están vinculadas con la identidad y los estados de ánimo».

«Chile es un país de estados de ánimo y hay que tener presencia con ideas y con utopías», añadió.

«Hay que guardar los programas utópicos»

El excanciller también conversó con Warnken sobre una intervención que tuvo hace casi diez años en nuestro Encuentro Nacional de la Empresa.

En su discurso, Ampuero resaltó que «los países, al igual que las personas, no tienen su futuro asegurado».

«[Un país] se define, día a día, por el modo en que sus habitantes interpretan su pasado, resuelven los desafíos del presente, trazan la convivencia cotidiana y sueñan un futuro común», dijo en aquel entonces.

Además, afirmó que «veía un peligro de desestabilización por ideas utópicas» y muchas señales que «los políticos no estaban captando».

Finalmente, manifestó que, tras muchos años residiendo en el extranjero, decidió volver a Chile porque quiere vivir de cerca esta etapa tan trascendental para el futuro del país.

Ampuero puntualizó que, dadas las circunstancias que estamos atravesando, «hay que guardar los programas utópicos y acudir al mínimo común denominador que nos una a todos y evitar que esta nave naufrague».