La sesión inaugural de ENADE aporta una reflexión de alto nivel frente al período más desafiante de nuestra historia como nación. Nuestro país conoce bien el rigor de las fuerzas de la naturaleza y también ha visto desatadas las pasiones humanas de tiempo en tiempo. Sin embargo, no parece exagerado decir que la confluencia de adversidades de los últimos quince meses no tiene parangón en su extensión, complejidad y profundidad.

¿Cómo viene el próximo año? ¿Cuáles serán los mayores desafíos? ¿Cómo nos organizaremos para hacer frente a una economía de vacas flacas sin comprometer nuestras aspiraciones de largo plazo? ¿Cómo lograr una efectiva cooperación público privada que facilite las cosas?

Podría dar la impresión de que nos estamos preparando para un gran torneo o contienda política, pero sería un error entenderlo así. El proceso que hemos iniciado se basa en la generación de un espacio donde un número definido de personas elegidas democráticamente se reunirán para compartir sus ideas, visiones y objetivos para cooperar en la definición de las reglas que enmarcarán nuestra vida en común.

Es una tarea compleja, delicada y de la mayor responsabilidad. Los temas que se consideren, la forma en que se aborden, debatan y concluyan no será victoria de nadie, sino de todos. Marcará nuestra historia futura y será un legado promisorio o una pesada carga para la próxima generación.

No siempre podemos ser finalistas en un mundial, no siempre competimos por el trofeo principal, no siempre podemos marcar un record universal… No siempre tenemos la ocasión de hacer historia y hoy, que sí la tenemos en nuestras manos, debemos esforzarnos al máximo y hacerlo bien.

Muchas señales indican la inminencia de cambios en nuestras formas de hacer las cosas, relacionarnos y encarar el futuro. Una mayor conciencia social y medioambiental ha impulsado la búsqueda de propósitos más amplios y empáticos para la acción del Estado, el mundo empresarial y la sociedad civil. Pese a sus innegables avances, Chile aún debe cerrar una brecha social importante, avanzar en educación, empleabilidad, capacitación, diversidad e inclusión, y erradicar la marginalidad y sus peligrosas consecuencias.

¿Cómo abordar las urgencias y también las demandas sociales emergentes? ¿Cómo re-pensar el rol del Estado en una sociedad moderna, más exigente, ágil e impaciente? ¿Cómo articular soluciones público-privadas efectivas y un mayor grado de participación de las personas en las soluciones de los problemas que les afectan?

Las situaciones que nos ha tocado vivir recientemente han cuestionado muchas de nuestras presunciones, modelos de interpretación y capacidades de pronóstico. Si la incertidumbre hacia el futuro es difícil, mucho peor es la incertidumbre sobre el pasado, es decir la sensación de no haber comprendido bien la realidad que vivíamos y habernos dejado sorprender con acontecimientos de gran impacto en nuestra sociedad.

Tal vez la única ventaja de la incertidumbre sea el espacio que nos deja para transformar problemas en desafíos y oportunidades que podemos enfrentar con aquello que nos hace humanos, nuestra epistemología, capacidad ética y perseverancia.

Ya planteado el contexto y la envergadura de nuestro desafío político, económico y social, esta sección de ENADE aborda nueve tareas para hacer el futuro. Son problemas y carencias actuales que también podemos enfrentar como oportunidades para innovar y crear nuevas realidades