Para Raphael Bergoeing, hay un gran dilema que los gobiernos de turno tienen claro: adoptar una agenda que potencie la productividad implica asumir costos para que otros, a futuro, recojan frutos.

El presidente de la Comisión Nacional de Productividad (CNP) intervino en la mesa redonda ‘Coyuntura económica y perspectiva IPoM marzo 2019’, instancia en la que analizó los principales puntos del informe 2018 de la institución que él encabeza.

«Las políticas públicas proproductividad tienen problemas: costos inmediatos y beneficios a futuro que representan un gran desafío», afirmó Bergoeing.

Un problema sostenido y generalizado

Para el economista, a la CNP «se le puede exigir qué hacer, pero no qué decir», resaltando el grado de independencia de la institución.

En este sentido, resaltó los últimos estudios realizados por la institución que lidera, destacando el Informe de Productividad 2018.

El objetivo de dicho trabajo es el desarrollo de capítulos temáticos, como migración o competencia, y su relación con la productividad en Chile.

Bergoeing profundizó en ítems como productividad agregada o desarrollo de la economía chilena omitiendo la minería.

Para el economista, «el problema de la productividad chilena no solo es sostenido, sino generalizado».

Aporte de los inmigrantes a la productividad

Bergoeing ahondó en el capítulo de migración, destacando el aporte de los inmigrantes a la productividad nacional.

«Los inmigrantes participan más en la fuerza de trabajo que la población local (81% vs 61%)», afirmó.

Además, destacó que las tareas que están llevando a cabo los inmigrantes «no se condicen con su nivel educativo».

«Eso impide que puedan entregar todo su potencial a la economía. Una vez que lo hagan, van a tener un efecto importante en la productividad«, dijo Bergoeing.

¿Cuál es el aporte de las empresas grandes?

Con respecto al capítulo de competencia, el presidente de la CNP mostró un gráfico en el que se observa la comparación entre empresas chilenas y empresas de países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

«Los datos muestran que la brecha de productividad es mayor entre empresas grandes chilenas y empresas grandes de la OCDE, que entre empresas chilenas chicas y empresas chicas de la OCDE», apuntó.

Para Bergoeing hay dos hipótesis que explican dicho dato:

1 – La regulación le pega más fuerte a las empresas grandes.

2 – Falta competencia.

El economista agregó que «en Chile, 5% de las empresas explican 90% de las ganancias de productividad«.

Bergoeing hizo referencia a las «empresas gacelas», aquellas que «eran chicas y tomaron gran tamaño rápidamente».

«Si la competencia bloquea la capacidad de nuevos entrantes que estén permanentemente apurando el proceso, se elimina la principal fuente de generación de ganancia de productividad que es la que al final permite que los países cierren la brecha con el desarrollo», puntualizó.

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