El domingo 29 de mayo, durante la transmisión del undécimo capítulo de la cuarta temporada del ciclo En Persona, Cristián Warnken, conductor de dicho programa, le preguntó a Jaime Arancibia de dónde surgió su vocación por el derecho constitucional.

Tras una breve meditación, Arancibia, director del Departamento de Derecho Público de la Universidad de los Andes, respondió:

«Los aspectos jurídicos de la política fueron una parte importante de mi formación».

A esto añadió que desde muy joven hubo un impulso familiar que lo fue llevando hacia el Derecho.

Sobre este y otros temas habló el académico en este episodio del ciclo transmitido a través de ICARE TV.

Pero, principalmente, se refirió a la importancia de la vida universitaria, los riesgos que la amenazan, su afán por la búsqueda desinteresada de la verdad y dio a conocer su visión sobre la nueva Constitución y cómo afectará a la educación universitaria.

Los peligros del poder político y el poder económico

Uno de los aspectos que Arancibia enfatizó varias veces es ese espíritu de la academia por buscar la verdad.

En ese sentido, apuntó que la academia debe ser capaz de «proponer verdades más allá de los intereses que afecta».

«Entre los riesgos que puede correr la vida universitaria está condicionar los resultados de una investigación por temor al poder».

Para él, la universidad, como institución, es muy atractiva para el poder.

«Hay que tratar de evitar el control político y partidista de las universidades, de la tendencia política que sea», agregó.

Pero también resaltó los peligros del poder económico y los avatares del mercado para la academia.

«La esencia de la universidad es la búsqueda del saber sin fines de lucro», manifestó.

No obstante, señaló que eso no significa «que no puedan existir otro tipo de asociaciones y grupos o personas jurídicas que procuren obtener una ganancia mediante la prestación de servicios educacionales».

«La inversión pública del Estado tiene que girar en torno a la calidad»

Por otro lado, Arancibia habló sobre el tema de la educación universitaria y su presencia en el proceso constituyente.

Desde su perspectiva, el factor primordial, para efectos de inversión pública en la enseñanza, no puede ser la estatalidad.

«Parte del pluralismo universitario supone que existan distintas sensibilidades, entre ellas la estatal, pero la inversión pública del Estado tiene que girar en torno a la calidad», afirmó.

El académico puntualizó que «la idea de pluralidad y de provisión mixta público-privada, con igual apoyo del Estado, está en riesgo por cómo se ha concebido en el texto constitucional».