¿En qué piensas cuando escuchas o lees la palabra trabajo? ¿Se te viene a la mente algo molesto o agobiante?

Es algo muy común; eso que Ricardo Capponi llama «adhesión al trabajo», es un concepto que, actualmente, se ha debilitado.

Precisamente Capponi, psiquiatra, psicoanalista y autor del libro Felicidad Sólida, abordó el vínculo entre trabajo y «ese estado emocional que llamamos felicidad», durante su participación en el XXI Congreso de Organización y Personas: «Transformación Virtuosa», llevado a cabo por ICARE.

En dicha instancia, explicó que, desde hace siglos, el trabajo «tiene mala prensa».

«Las relaciones sobre el trabajo son muy estrictas, muy verticales«, resaltó Capponi, añadiendo que épocas como la Edad Media o la Revolución Industrial, hicieron que el trabajo «fuera sinónimo de malestar, esfuerzo y tensión».

Afectividad, ¿la clave de la felicidad?

El psicoanalista hizo referencia a un estudio realizado por Harvard que destacó la correlación entre felicidad y la calidad de la vida afectiva.

«El afecto viene en nuestros genes y nos lleva a buscar en el medioambiente cómo generar vínculos», aseguró Capponi.

En ese sentido, expresó que, dependiendo de la respuesta que tengamos del medioambiente, «nuestro afecto crece o disminuye».

«Esa relación permite investir de afectividad, posteriormente, el mundo de los objetos inanimados«, agregó el psiquiatra.

Además, rescató que el trabajo «ocupa un lugar fundamental en nuestro bienestar emocional» e hizo especial énfasis en el nexo que tenemos con «el objeto de trabajo».

«¿Cómo el carpintero se relaciona con el mueble que está haciendo? ¿Cómo el investigador se relaciona con su microscopio y el bicho que está mirando?», preguntó Capponi, a manera de ejemplo.

Puntualizó en el hecho de que, hoy día, la relación con el objeto de trabajo «está muy desprestigiada».

Amar y trabajar

Durante su intervención, Capponi enfatizó en un par de términos que, varios años atrás, fueron usados por Freud para referirse a la afectividad: amar y trabajar.

«Él le dio una dimensión al trabajo importantísima y tenía toda la razón», recalcó Capponi.

Con respecto a estos dos conceptos, el psiquiatra los calificó como parte importante de nuestra rutina, incluyendo, además, al descanso.

Al referirse a la acción de amar, Capponi lo desglosó en tres elementos:

-Relaciones íntimas

-Relaciones con el grupo de referencia

-Relaciones con la comunidad extendida

A su vez, también hizo lo propio con trabajar, dividiéndolo en tres tipos de nexos:

-Relaciones con el objeto de trabajo

-Relaciones con el grupo de trabajo

-Relaciones con la comunidad extendida

Tras esta explicación, Capponi hizo una afirmación con respecto a ambos términos:

«No damos el ancho ni en la calidad de nuestras relaciones íntimas, ni en nuestras relaciones de trabajo«.

Del mundo de la carencia al mundo de la abundancia

El especialista también se refirió a un estudio que señala que solo un 18% de los trabajadores en Chile se encuentra en un alto estado de compromiso y motivación.

Además, mencionó que el 80-85% de las parejas «fracasa en la tarea de mantener relaciones íntimas de calidad».

Para tratar de explicar esto, Capponi mostró un gráfico con la evolución del ingreso económico a través del tiempo.

«Vivíamos en el mundo de la carencia y la escasez y todo cambia con la Revolución Industrial […] En el mundo de la escasez estamos preocupados de sobrevivir, por lo tanto las relaciones van a ser instrumentales y maximizadoras».

Pero, en los últimos dos siglos, hemos vivido en el mundo de la abundancia, donde nuestra preocupación está en la calidad de vida y la felicidad.

«En el mundo de la abundancia, las relaciones con el objeto de trabajo adquieren tres características«, explica el psiquiatra:

-Motivación

-Compromiso

-Productividad

Llenando el recipiente de la afectividad

Por otro lado, Capponi señaló que «la felicidad depende de cómo vamos llenando nuestro recipiente de la afectividad«.

Afirmó que algunas personas llenan su mundo afectivo con relaciones íntimas muy potentes y dejan el objeto de trabajo atrás.

«Trabajan para ganarse los porotos y están pensando permanentemente en cómo llegar a la casa«, agregó.

Por el contrario, otras personas ponen toda su afectividad en el trabajo y dejan un lugar pequeño para relaciones íntimas.

Y hay un tercer grupo más equilibrado que llena su recipiente de afectividad con trabajo y las relaciones íntimas.

«Estas tres alternativas, a mi juicio, son válidas», puntualizó Capponi.

Pero el problema está, recalcó, en no colmar completamente «el vaso de la felicidad».

«Un 40-50% de la sociedad chilena no colmamos el vasito de la felicidad […] Tenemos objeto de trabajo chico, relaciones íntimas chicas, relación con la sociedad egoísta y andamos con una afectividad a maltraer», aseveró.

¿Qué puede hacer la empresa para cambiar la cultura del trabajo?

Para cerrar su exposición, Capponi ahondó en algunos puntos fundamentales para que las empresas puedan crear adhesión al trabajo.

«Tienen que dejar de estar fascinadas con el mundo del felicismo, donde la preocupación es que los empleados tengan premios, hacer una fiesta, que la pasen bien y se pasen a un cuento de una felicidad transitoria que no contribuye a la adhesión al trabajo«, enfatizó.

Instó a las organizaciones a crear consciencia en sus trabajadores y que estos puedan adquirir bienestar emocional de verdad.

Cinco claves

Pero, ¿cómo se logra eso? «Con un cambio cultural al interior de la organización«, expresó el psiquiatra:

1-La importancia de los recursos mentales sobre los recursos materiales para obtener felicidad

2-La felicidad no se improvisa, requiere esfuerzo y trabajo emocional

3-El trabajo como una dimensión de la afectividad que es determinante en la felicidad

4-Los determinantes de la motivación, el compromiso y la productividad en el trabajo

5-Enfrentar los desafíos haciendo experiencia en la generosidad, la agresión, el conocer y la estética

Además, sugirió que es recomendable hacer seminarios una vez cada 30 días y tener constantes interacciones durante ese periodo, con el fin de ir adquiriendo dichos conceptos.

«Esto de querer ser feliz en la vida requiere reflexión y requiere trabajo durante un tiempo», resaltó Capponi.

Asimismo, el psicoanalista no pasó por alto el actual debate sobre la reforma de la jornada laboral.

«Que distinta sería la discusión de las 40, 41, 45 horas si tuviéramos adhesión al trabajo […] En la medida en la que no tenemos cultura de adhesión al trabajo, estamos expuestos a los populismos«, expresó.

Sin embargo, destacó que este tema no es solo culpa de los políticos, sino también de las empresas.

«No han tomado las líneas de inversión para tratar que en sus empleados exista una verdadera adherencia al trabajo«.

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