La tarea legislativa, de por sí difícil y exigente, ya venía dando señales de estar sobrepasada por la complejidad y disrupción exponencial de la sociedad actual, a la que ahora se han sumado la irrupción de fuertes demandas sociales; un estallido de violencia sin precedentes y una emergencia sanitaria que, hasta hoy, nos mantiene en un difícil equilibrio entre la protección de la salud y la continuidad del sistema productivo, sin la cual también la vida se pone en riesgo. Tras dos meses de gran dureza, ya empezamos a sentir el daño económico, la pérdida de empleos, las dificultades de caja y la fragilidad de la cadena de pagos. Sabemos que pueden amenazarnos peligros mayores y que sólo una fuerte unidad nacional y la ayuda mutua podrán salvarnos de la ruina y mayores desgracias.

Nuestra institucionalidad ha demostrado tener valiosos recursos y fortalezas, pero no estábamos preparados para esta sucesión de contingencias. No disponíamos de leyes especiales, ni reglamentos ni protocolos para aplicar en condiciones de emergencia. Esto hace que la responsabilidad de nuestro sistema legislativo sea hoy día un desafío enorme ya que se necesitarán muchas leyes para abordar las más variadas urgencias sociales, habrá que sopesar decisiones a veces imposibles y transar más allá de los límites. Y todo esto, en los plazos más breves que sea posible. Esta tarea se hace aún más pesada si sus protagonistas no ofrendan sus legítimas aspiraciones y carreras personales en el altar del bien común. Los afanes populistas, el aplauso fácil y las propuestas inviables, no aportan leyes efectivas. Sólo entorpecen y distraen un trabajo legislativo bien hecho y acelerado. ¿Cómo lograr un trabajo de excelencia legislativa en estos tiempos de crisis?

ICARE ofrece un punto de encuentro para compartir ideas con destacados actores de la política y buscar los cauces que conduzcan la tarea legislativa hacia los acuerdos y soluciones que Chile necesita ahora.