Miramos hoy como avanza la tecnología y la transformación digital y sentimos a veces que ya estamos tarde y nos quedamos atrás. Aunque creo que la preocupación es razonable, el pasado nos enseña que haciendo bien las cosas podemos ponernos al día.
Hace tan solo cuatro años se hablaba a diario sobre los problemas que presentaba la matriz energética chilena, altamente dependiente de energía diésel con costos elevados. Esa era la preocupación diaria de aquel entonces y mirábamos el mundo y a nuestros vecinos y sentíamos que ya habíamos perdido la carrera.
«La matriz energética ya no amenaza nuestro desarrollo y nuestras aprehensiones se concentran en cómo nos subiremos al tren de la tecnología y la transformación digital que parece haber partido sin que nos diéramos cuenta» — Macarena Navarrete, socia principal de EY Chile
Sin embargo, el Estado hizo las cosas bien y el mundo privado reaccionó acorde con ello. Así, en 2013, se aprobó una modificación legal que elevaba la meta de inserción de las Energías Renovables No Convencionales (ERNC) a un 20% para el año 2025 posibilitando, además, que las energías renovables intermitentes participaran en las licitaciones de energía. Luego se sucedieron una tras otra las licitaciones eléctricas, cual más exitosa que la anterior en orden a disminuir los precios de generación de energía y aumentar la participación de ERNC.
Entretanto, pudimos llegar a una situación en la que, a gran escala, la generación de energía renovable pudo aportar electricidad a la red a un valor más competitivo que lo que lo hacía la generación térmica. Sin embargo, aún teníamos problemas significativos, pues la producción de energía no nos reportaba todos los beneficios necesarios por un mal sistema de transmisión. La energía solar se producía en mayores cantidades de las que el sistema de transmisión podía guiar hacia la población y la industria.
No obstante, también pudimos avanzar en la superación de nuestros problemas de transmisión conectando el Sistema Interconectado Central (SIC) y el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING) a fines de 2017.
«Es tiempo de enfrentar la revolución digital trabajando juntos el mundo privado y el público. Debemos establecer una estrategia y un ecosistema digital público y privado que permita impulsar violentamente la innovación y asignar los recursos que permita el desarrollo esperado» — Macarena Navarrete, socia principal de EY Chile
Se establecieron los llamados “impuestos verdes”, entrando el impuesto al carbono en efecto el año 2017. El panorama para las ERNC se ve cada día más auspicioso. Las plantas basadas en energía eólica y solar han ganado la mayor cantidad de capacidad disponible en recientes licitaciones, lo cual es particularmente meritorio pues han sido licitaciones neutras desde un punto de vista tecnológico. A la fecha, un 19% de la generación mensual del SIC y SING está basada en las ERNC (incluyendo las mini hidros).
El paso a la revolución digital
La matriz energética ya no amenaza nuestro desarrollo y nuestras aprehensiones se concentran en cómo nos subiremos al tren de la tecnología y la transformación digital que parece haber partido sin que nos diéramos cuenta e ir demasiado rápido para subirnos en marcha.
Es tiempo ahora de enfrentar la revolución digital trabajando juntos el mundo privado y el público. Debemos establecer una estrategia y un ecosistema digital público y privado que permita impulsar violentamente la innovación y asignar los recursos que permita el desarrollo esperado.