“Las leyes laborales son un factor que como empresa no se pueden manejar, vienen impuestas”, señaló Enrique Munita, abogado de Munita & Olavarría, en el XX Congreso de Personas y Organización 2018: ‘La empresa que se nos viene’.
En esta oportunidad, el miembro del Comité de Personas de ICARE se refirió a la importancia de las leyes laborales. “Está claro que las malas leyes sí generan desempleo, son un obstáculo para el desarrollo y crecimiento de un país”, indicó.
Munita destacó que la economía y la ley laboral se influyen mutuamente, donde “algunos casos como el de Europa dan a entender a otros países que necesitan modificar algunas leyes […] en que las regulaciones muy rígidas se han transformado en legislaciones más flexibles”.
Antiguas reformas laborales en Chile
Para el académico, pese a que en Chile hayamos aplicado reformas desde el 90 y más fuertemente en el 2000, estas “fueron estableciendo un sistema poco flexible y muy rígido, poco adecuado para el siglo XXI”.
“El derecho laboral tiene normas que protegen a los trabajadores y otras que protegen los intereses de las empresas. Una buena ley laboral debe equilibrar ambos”, sentenció Munita. ¿Y cómo es una regulación con esta valoración?
“Considera otros fines del derecho del trabajo. Hasta ahora, la nuestra se ha centrado mucho en la protección de los trabajadores, sobreprotección un poco excesiva”, dijo Munita.
Otros aspectos que cree debería abordar la ley son: la protección del empleo, productividad y competitividad de la economía nacional. “La nuestra últimamente ha olvidado otros fines”, comentó.
La última reforma buscó “proteger a los trabajadores, fomentar los sindicatos y darles mayor poder a través de una huelga que dañe lo más posible a la empresa, eso se denominó crear poder sindical’”.
Los errores de la reforma y sus supuestos
Uno de los prejuicios que establece la reforma es que las empresas y los empresarios abusan de los trabajadores y que estos son la parte débil de la relación laboral.
Así se entiende que solo existe equilibrio entre la empresa y el sindicato, por lo que “entre un trabajador y la empresa nunca puede haber equilibrio en el acuerdo respecto a sus condiciones de trabajo, ya que si no se acuerdan con un sindicato, el empleador va a abusar”, señaló Munita.
A lo anterior, el abogado agregó: “Para disminuir la desigualdad, las empresas deben pagar más a sus trabajadores. Chile es un país muy desigual, en que hay muy mala distribución de la riqueza y la única manera de mejorarla, decía el programa presidencial anterior, es obligando a los empresarios a pagar remuneraciones adecuadas”.
Por lo tanto, la huelga que daña lo más posible a las empresas es la que sirve, porque esa es la que va a obligar a estos empresarios a pagar más, según señala el programa presidencial que inspiró la reforma.
El docente además señaló que la reforma debe preocuparse por no generar desempleo. “Fomentar el empleo más que proteger a los trabajadores, porque no tenemos que proteger a los que ya están trabajando, sino que proteger el empleo en el país, la productividad, el crecimiento, desarrollo y también a los trabajadores”.
Por último, frente al estilo de la reforma, planteó que “no conocen las empresas, se basan en desconfianza o ignorancia y no entienden los buenos criterios para establecer compensaciones […] Tampoco la necesidad de flexibilidad de la empresa y los trabajadores. Se ve conflicto en una relación que era de colaboración y otro error que comete esta ley, es entender a los trabajadores casi como enemigos de la empresa”, señaló enfático Munita.
¿Qué reforma necesitamos?
“Necesitamos una legislación laboral distinta, más moderna. Quienes tienen el ejemplo de esto es EEUU, los más flexibles que conozco; en Europa, Reino Unido y Alemania, siendo este último el que inició la flexibilización laboral en 2003. En Brasil hubo una flexibilización importante mientras nosotros estábamos apoyando la reforma rigidizadora”, contó el docente.
Nuevas relaciones de trabajo, con más tecnología y mecanismos colaborativos. El sistema flexible o adaptable lo que hace es establecer una “flexibilidad en el tiempo y los horarios de trabajo, fomenta las tareas por objetivo, impulsa la carrera profesional y la formación a lo largo de la vida, apunta a la conciliación de la vida personal y laboral, e incentivos al teletrabajo”, enumeró Munita.
¿Cuáles son los desafíos que enfrentaría la reforma?
Algunos desafíos que el abogado diagnosticó de este proceso fueron las competencias de las economías emergentes y los bajos costos. “Como se está pudiendo mover el capital en las empresas a otro lado, o reducir introduciendo más tecnología […], ha ocurrido que se cierran plantas productivas en Chile y se traslada la producción a otros países. Lo veo personalmente todo el tiempo”, aseguró.
Para finalizar, Munita propuso que una buena manera de mejorar la reforma sería pensando en “la flexiseguridad, un sistema que tiene la flexibilidad durante la relación laboral y para el término de esta».
Acerca de la misma explicó que «es una estrategia bidireccional que intenta reconciliar la necesidad de los empleadores, adaptable a las necesidades productivas, con la necesidad de seguridad de los trabajadores y la confianza que no enfrentará a largos periodos de desempleo o muy desprotegidos”.