«¿Cuántas leyes activas existen en Chile? ¿Cuántos decretos y reglamentos? ¿Dónde podemos encontrar regulación de forma unificada y fácil?», pregunta Ignacio Briones, decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez, durante su intervención en el Foro «La regulación nuestra de cada día», organizado por ICARE. «Lo cierto es que no tenemos respuestas precisas a estas preguntas y no es razonable que en un país como Chile no las tengamos», asegura Briones al realizar un análisis del informe OCDE sobre la política regulatoria de Chile.

En esa línea, el decano de la Escuela de Gobierno de la UAI expresa que «nuestro entramado legal es una maraña regulatoria difícil de navegar», ya que nuestra ley «cubre más de 245.000 instrumentos legales —incluyendo Constitución, leyes, decretos, resoluciones, ordenanzas municipales—, 100 leyes cada año y 9.000 instrumentos de regulación secundarias anuales» (para descargar la presentación de Briones haga clic AQUÍ).

Asimismo, Briones comenta que el Código del Trabajo tiene 513 artículos y 1.000 notas al pie, y la normativa tributaria básica del Servicio de Impuestos Internos tiene 1.000 páginas y más 75 resoluciones anuales. «Por esto uno se pregunta si una regulación de este tipo es funcional a los objetivos que tenemos», agrega el PhD en economía política del Institut d´Etudes Politiques de Paris.

«Simplificar no significa desrregular. Más bien es todo lo contrario. Cuando la ley se hace entendible es mucho más fácil de fiscalizar» — Ignacio Briones, decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez

Para Briones «una excesiva regulación tiene costos para el país, costos de productividad, dificulta la comprensión, genera incertidumbre, discrecionalidad, arbitraje y hace que las normas no se adapten a los tiempos«, entre otras cosas.

Problemas que identifica la OCDE

En tanto, en 2016 la OCDE realizó un informe sobre la política regulatoria en Chile, identificando un «problema de stock de regulaciones». Briones explica que esto quiere decir que «no existe un lugar donde uno puede encontrar todas las regulaciones actualizadas», así como «una ausencia de revisión y simplificación regulatoria general (duplicidades, contradicciones, competencia, leguaje)».

La OCDE, en tanto, sostiene que «el alto stock de regulaciones y formalidades administrativas acumuladas en el tiempo requiere de revisiones periódicas y actualizaciones, para eliminar lo que queda obsoleto y, cada vez que sea posible, simplificar».

Sobre este punto, Briones advierte que «simplificar no significa desrregular. Más bien es todo lo contrario. Cuando la ley se hace entendible es mucho más fácil de fiscalizar».

Por otro lado, la OCDE identifica en Chile problemas de competencia y coordinación de la norma. «Hay problemas de adaptabilidad, ya que la regulación es estática; problemas de flujo de regulaciones; poca cultura de regular basada en evidencia y datos; y falta de coordinación entre reguladores y sectores», sostiene el académico de la UAI.

Si bien Briones celebra la creación de la Comisión de Productividad, critica que en nuestro país existe una «carencia de evaluaciones de productividad». 

Sugerencias de la OCDE

Además, Ignacio Briones asegura que la OCDE sugiere que «la política regulatoria debiera ser parte integral de reformas económicas pro crecimiento y productividad». 

Asimismo, la OCDE recomienda tener una institucionalidad dedicada a la regulación. «33 países de la OCDE tienen una institución que se dedica a velar por el buen funcionamiento y la eficacia de la regulación», explica Briones.

El informe también sugiere que los países tengan «estándares obligatorios y guías para mejorar la preparación regulatoria» y que la regulación esté basada en la experiencia.

«Es urgente que nos tomemos en serio la regulación»

Finalmente, el decano de la Escuela de Gobierno de la UAI expresa que «soy un convencido que el tema de la política regulatoria es probablemente el principal desafío que tiene Chile y se centra en el seno de la modernización del Estado, de la cual mucho hablamos».

«Sabemos que es poco sexy, pero es urgente que nos tomemos en serio la regulación. Con coherencia, simplificación y con alguien a cargo, estaríamos haciendo un tremendo aporte a nuestro país, a su democracia y a su productividad», concluye Briones.