La pandemia y las medidas implementadas para contrarrestar sus efectos han tenido un duro impacto en la economía.

Los periodos de confinamiento y cuarentena obligaron a las empresas a reinventarse, apenas meses después de la crisis de octubre.

Aunque varias han logrado surfear esta ola, otras tantas han tenido que replantear su futuro e, incluso, cesar sus operaciones.

Para ahondar en este complejo tema nuestro Círculo de Finanzas y Negocios organizó el encuentro Gestión de insolvencia, reestructuración y quiebra.

El espacio, presidido por Jaime de la Barra, director de ICARE, contó con un panel de invitados conformado por:

Juan Esteban Puga, socio de Puga Ortiz – Descarga su PPT aquí.

Ernesto Solís, Senior Partner & Managing Director de Fix Partners – Descarga su PPT aquí.

Soledad Recabarren, socia Recabarren & Asociados.

Un fenómeno dañino para la economía

Desde el punto de vista práctico, detalló Puga, el tema de la insolvencia «es un problema de liquidez relativamente crónica».

A su vez, apuntó que la insolvencia «es un fenómeno dañino desde el punto de vista económico y social».

Incluso, ha habido casos en los que la quiebra de una empresa arrastra a otras a la misma situación.

Asimismo, Puga explicó lo que él llama «efecto acelerador de la pobreza».

«La insolvencia hace que los activos de una compañía se deprecien por la misma razón de la liquidez», resaltó.

El abogado también ahondó en el estigma social que existe, especialmente en Chile, sobre quebrar y el empresario que quiebra.

Por otro lado, habló del principio de la conservación de la empresa, un concepto que tiene dos lecturas:

1 – Entregar instrumentos para que empresas viables puedan salvarse.

2 – Una noción «más dañina», que busca salvar a las empresas ante todo evento y evitar su liquidación.

«Esa noción políticamente es muy bonita y correcta, pero causa un efecto contaminante para otras empresas, porque tiende a deteriorar a otros acreedores», aseveró con respecto al segundo punto.

Las dimensiones del complejo proceso de reestructuración

Por su parte, Solís expuso las dimensiones en la reestructuración de una empresa y, a su vez, detalló la correlación entre la caída del PIB y el aumento de quiebra.

En ese sentido, su presentación planteó la siguiente interrogante: ¿Qué hacer cuando una empresa entra en insolvencia?

El ingeniero aseguró que la reestructuración es un proceso «complejo y sistémico» y detalló cada una de sus dimensiones.

Básicamente, una organización que entra en insolvencia y que busca reestructurarse tiene que considerar cuatro dimensiones:

1 – Dimensión estratégica.

2 – Dimensión financiera.

3 – Dimensión operacional.

4 – Dimensión organizacional.

«Nunca debemos olvidar por qué estamos haciendo nuestros negocios y tener la capacidad de salir adelante, por el bien propio, el de los colaboradores y del país», puntualizó.

«La quiebra de una pyme es la quiebra de una persona natural»

Durante su intervención, Recabarren señaló que el objetivo del proceso de quiebra es ser «expedito y con bajos costos».

A su vez, debe permitir «la entrada y salida de empresas a la economía», haciendo el proceso más productivo y generando crecimiento.

Según la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento, la tasa de éxito de un emprendedor aumenta efectivamente con el número de fracasos que ha logrado dejar atrás.

«El emprendimiento fallido puede constituir una oportunidad de aprendizaje y mejora en la medida que el emprendedor pueda volver a levantarse y aplicar la experiencia alcanzada a su nuevo proyecto», resaltó.

Sin embargo, destacó que en Chile el proceso de quiebra dura, en promedio, 3,2 años,  con un costo del 14,5% del patrimonio y una tasa de recuperación del 30%.

Por otro lado, Recabarren enfatizó que la quiebra de un empresario pyme es «la quiebra de personas naturales».

«Eso hace tremendamente complicado el tema, porque en este tipo de empresas los que trabajan son, principalmente, la familia. Cuando quiebran estamos diciendo que pierden la casa, el auto y su nivel de ingresos», agregó.

Su presentación concluyó detallando una serie de desafíos que existen hoy para las pymes, entre los que mencionó:

1 – Enseñarle a los micro y pequeños empresarios cómo administrar sus negocios.

2 – Hacer masivo el sistema de reemprendimiento de la Ley 20.416; más simple y barato que el Régimen General.

3 – Cumplir los plazos dentro del procedimiento de reorganización y cierre de micro y pequeñas empresas.