El CEO de Unilever Chile, Hans Eben, presentó en el foro “Diversidad: Mitos y Fantasmas” de ICARE, realizado el jueves 9 de mayo en Santiago Business & Conference Center del Parque Titanium.

Según Eben, no es un mito que la diversidad y la equidad de género enriquecen a la sociedad: “Todas las cifras indican que es el mayor aporte social y económico del mundo”.

Esto se puede evidenciar en la mejora de los resultados financieros, el impacto positivo en la reputación, el aumento de la participación en el mercado, la potencialización de la innovación y la atracción de talento.

En Unilever, donde están todas las condiciones para que haya equidad de género, igualmente no lo han logrado. “Aunque el 50% de las gerencias cuentan con mujeres, algo pasa que en los directorios de nuestra compañía hay cero o una”, dijo Hans.

El gerente general explicó que la discusión no es el valor de la diversidad y la equidad de género, sino cómo se implementa y ejecuta con el mayor impacto posible de manera que haya retorno para los accionistas.

Según Eben, para la equidad de género se requiere de un desarrollo multifactorial, que incluye un lado económico así como también uno social y moral. En definitiva, es una transformación cultural interna y externa, en la que se deben hacer cargo de toda la cadena de valor.

Tres pilares

Hans destacó tres pilares que deben tener las empresas para alcanzar la diversidad. Por un lado, ser “género conscientes”, convencer de que la equidad de género es un caso de negocio y es bueno para la empresa.

Luego ser “género activos”, es decir, hacer cosas pero ir midiendo y haciendo seguimiento, ya que según el director lo que más mueve a los empresarios es cuando les muestran casos claros.

Por último, la industria tiene que cambiar las normas ya existentes. “Podemos mover la aguja, y tenemos que hacernos responsables”, dijo.

El ejemplo de Unilever

En la compañía que encabeza Eben, lo han hecho a través de cuatro áreas. Primero, la gestión de la equidad de género, es decir, eliminando barreras de entrada, entregando facilidades y desarrollo profesional.

Luego, a través de la seguridad y los derechos de las mujeres de la empresa. También desarrollando las habilidades y capacidades de ellas, mediante programas y redes.

Y, por último, expandiendo las oportunidades, para que la comunicación con los consumidores mediante las marcas sea de acuerdo a lo que la empresa promueve y con propósito.

Hans explicó que el verdadero cambio será cuando el sistema financiero decida no invertir en empresas que no tengan equidad de género. “Pero eso depende de nosotros y de nuestras exigencias”, agregó.

El director planteó que este cambio debe ser impulsado desde la cabeza, estableciendo objetivos, haciendo un seguimiento de las acciones y, amplificando las buenas prácticas.

“No existirá equidad de género en nuestro país mientras no exista la corresponsabilidad, no hayan cambios culturales, mientras el sistema financiero no cambie la forma de medir y mientras la forma de ver currículum sea la misma”, cerró Eben.

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