Por Carola Fuentes, Gerente de Desarrollo de ICARE. Columna originalmente publicada en Diario Financiero.

Aristóteles, el gran filósofo y científico griego, proclamó en un tratado escrito en el año 350 AC que las mujeres tienen menos dientes que los hombres. Hoy sabemos que eso no es así, pero curiosamente esta creencia se aceptó por cerca de dos mil años… Hasta que alguien tuvo la brillante idea de contarlos y cambió la historia.

Desde la perspectiva actual, sería aceptable pensar que las personas de esa época no eran tan inteligentes. Sin embargo, antes de juzgar con tanta dureza ¿es posible pensar que las generaciones futuras se reirán de nosotros? ¿Será que somos prisioneros de nuestros pensamientos y nuestras creencias de la misma manera que lo estuvo Aristóteles?

En ese futuro próximo podrían decir de nosotros: ‘Por siglos desperdiciaron el talento disponible de la mitad de la población’. ‘No se abrieron a la posibilidad de explorar una amplia gama de puntos de vista, experiencias y habilidades’.

La sociedad está cambiando y lo está haciendo vertiginosamente. No obstante, lo que no ha cambiado a la misma velocidad son los espacios de liderazgo.

Hoy se reconoce la equidad de género como uno de los mayores aportes al desarrollo social y económico del mundo. Lograr la plena igualdad en el ámbito laboral contribuiría a la economía mundial con hasta 28 billones de dólares para el 2025, según un estudio de McKinsey Global Institute. Incrementar la productividad, mejorar el clima laboral y consolidar equipos en el largo plazo, son otros de los tantos impactos positivos de la inclusión de las mujeres en las organizaciones.

Por estas y otras razones, asegurar el desarrollo y la participación del talento disponible en la mitad de la población -compuesta por mujeres- es crítico para determinar qué tan exitoso será un país o una empresa en el futuro. Chile y las empresas requieren de los mejores talentos.

Sin embargo, el desafío no es solo reconocer el valor de la diversidad, sino cómo implementarla e incorporarla en nuestro quehacer.

La invitación es a tomar consciencia de aquellos pensamientos y paradigmas que pueden estar frenando el avance de las mujeres hacia posiciones de liderazgo. Es a confrontar datos y experiencias que aporten al conocimiento que poseemos en torno a este desafío, para finalmente motivarnos y comprometernos a generar cambios en nuestros ámbitos de acción.

Si el desafío parece demasiado complejo o sentimos que está lejos de nuestro ámbito de acción. ¿Qué podemos hacer? ¿Por dónde empezar?

Hay tres cosas que podemos hacer desde nuestros roles de liderazgo formal e informal. Roles que, sin duda, son observados por todos quienes nos rodean.

Primero: Salir de la negación. Todos aspiramos y creemos ser buenas personas, pero es importante reconocer que operamos desde nuestros paradigmas. Mientras antes seamos conscientes de ello -en nosotros y en nuestras organizaciones-, antes podremos gestionar y actuar sobre ellos.

Segundo: Rodearse de mujeres talentosas. Buscar, identificar y escuchar proactivamente a las mujeres talentosas en el entorno. Bajo esta lógica de apertura, seremos capaces de traer esas voces a la mesa.

Tercero: No ser cómplices del statu quo. Estar atentos cuando escuchemos ‘siempre’, ‘nunca’, ‘todos’, ‘todas’ y otras afirmaciones similares, al igual que frases como ‘siempre se ha hecho así’, ‘nunca una mujer…’ o ‘todas las mujeres son…’. No seamos actores pasivos, sino que abramos posibilidades.

El cambio es, finalmente, un tema cultural que debe permear nuestras organizaciones y la sociedad. Por lo mismo, está en cada uno de nosotros hacer ese cambio, porque como dijo Heráclito, otro gran filósofo de la Antigua Grecia, ‘lo único constante es el cambio’. Y nuestra sociedad necesita cambiar hacia una más diversa, equitativa e inclusiva.

 

*PROMOCIONA es un programa de formación de ejecutivas que amplía sus capacidades y habilidades directivas para ocupar cargos de alta responsabilidad en las empresas. Es implementado por la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), ICARE, la Subsecretaría de Economía, la Subsecretaría de la Mujer, +Mujeres, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI).