El próximo 25 de octubre la ciudadanía chilena tendrá la oportunidad de elegir entre cambiar o mantener la actual Constitución.

En las cercanías del Plebiscito Nacional, el Círculo Legal de ICARE ha estimado oportuno ofrecer una serie de cuatro coloquios sobre los principales aspectos que deben considerarse al abrir un debate público sobre la carta constitucional.

El 12 de agosto se realizó el primero de los Coloquios Constitucionales, un espacio denominado ¿Qué debería incluir la Constitución?.

«Esperamos aportar una visión sobre las expectativas realistas que pueden generase en el contexto de un proceso constitucional«, manifestó Nicole Nehme, presidenta del Círculo Legal.

¿Qué es materia de Constitución? ¿Qué aspectos deben necesariamente estar incluidos como «mínimo constitucional» y cuáles podrían no estarlo?

La abogada Victoria Hurtado, gerente de Innovación Microsystem, se encargó de moderar la conversación que estuvo integrada por tres invitados:

Claudia Heiss, cientista política del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.

Rodrigo Correa, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Adolfo Ibáñez.

Pablo Ortúzar, antropólogo social e investigador del Instituto de Estudios de la Sociedad.

Los tres elementos centrales de toda Constitución

«Hay tres elementos centrales que tienen que estar en toda Constitución», señaló Heiss:

1 – Definiciones básicas sobre quiénes somos como comunidad política y cuáles son los principios y valores que nos rigen.

«Esto tiene que ver con la adhesión al sistema político«, destacó la académica.

2 – Definir los derechos que, como comunidad política, se quieran proteger.

«Establecer las libertades que se quieren proteger, así como los derechos civiles, económicos, culturales y sociales», resaltó.

3 – Establecer una estructura de Gobierno que asegure la limitación del poder y que permita, al mismo tiempo, una representación de la pluralidad social sin exclusión.

«Permitir este diálogo reflexivo entre instituciones y sociedad que está tan debilitado en nuestro caso particular», puntualizó Heiss.

Además, aseveró que los procesos constituyentes «responden a las situaciones que les dieron origen» y, por lo tanto, piensa que «nuestra Constitución va a reflejar nuestro problema constitucional actual».

En ese sentido, detalló que dicho problema deriva de «dos deficiencias de nuestra actual Constitución»:

1 – Desprotegió a la ciudadanía asignándole al Estado un papel reducido en la protección de los derechos.

2 – No ha sido capaz de garantizar una representación política inclusiva.

El contenido de la carta constitucional y el país que queremos

Por otro lado, Correa basó su intervención en un análisis que partió de la pregunta que dio nombre al encuentro.

En primer lugar, es importante «no confundir ¿Qué debería incluir la Constitución? y ¿Cómo me gustaría que fuera Chile?«.

«Probablemente, todos estaríamos de acuerdo en que queremos un país en paz y libertad, donde todos tuvieran las oportunidades de desarrollar al máximo sus potencialidades […] Son nobles ideales, pero en qué sentido estas respuestas orientan qué es lo que debe estar en la Constitución», cuestionó.

Asimismo, apuntó que cuando finalice el proceso constituyente «vamos a advertir que esos ideales son fundamentalmente metas», que para ser alcanzadas suponen tomar decisiones y priorizar.

«Vamos a descubrir que no estamos de acuerdo en cómo priorizar y va a surgir el conflicto político«, agregó.

Por otra parte, recalcó que no existe un guion que señale qué incluir en una carta constitucional.

Correa explicó que es crucial considerar los mecanismos para reformar la Constitución, ya que la razón para incluir algo en ella es que «va a estar protegido por una mayor estabilidad en el tiempo, dado que es más difícil modificarla que una ley común y corriente».

«La Constitución no es un contrato social»

Por su parte, Ortúzar instó a tener un pensamiento constitucional, al tiempo que hizo referencia al texto El Federalista, al que definió como «una gran escuela de pensamiento constitucional».

A su vez, destacó que «la gran pregunta es en qué medida los cambios constitucionales pueden contribuir a sanar y corregir las problemáticas sociales que se hacen visible en octubre».

«¿En qué medida la actual Constitución tiene responsabilidad sobre esa crisis?», añadió.

Ortúzar señaló que lo principal es entender que la Constitución «es un texto que busca organizar el poder estatal».

«Es un ejercicio de arquitectura e ingeniería constitucional que requiere de una mirada pragmática», expresó.

También, en cuanto a la parte declarativa de la Constitución, Ortúzar afirmó que se puede tener una carta constitucional «llena de derechos y buenas intenciones» y que no se traduzcan en nada concreto en la realidad.

«Creo que la situación política de Chile exige una aproximación a la Constitución que sea fuertemente pragmática y realista«, manifestó.

El antropólogo social enfatizó que la Constitución «no es un contrato social», ni crea el orden social.

«No por copiar la Constitución de Noruega, Suecia o Nueva Zelanda nos convertimos en esos países. Sin embargo, uno trabaja con lo que hay, con la realidad del país, de sus instituciones, su cultura institucional y son esas realidades las que uno está articulando y compensando a través del texto constitucional», puntualizó.