Durante el último año y medio hemos discutido los diversos efectos de la pandemia y sus repercusiones a largo plazo.

Más allá del impacto a nivel sanitario, los focos del debate han apuntado hacia los temas de materia económica.

Y aunque todo parece indicar que 2023 será un año de recesión, hay otros tópicos que no podemos dejar de lado y de los cuales debemos hacernos cargo; uno de ellos es la educación.

El vigesimonoveno capítulo de la cuarta temporada del ciclo En Persona tuvo como protagonista a una destacada experta en educación.

Susana Claro, profesora de la Escuela de Gobierno UC y Ph. D. en Economía de la Educación, conversó con Cristián Warnken en esta edición que se transmitió el domingo 16 de octubre a través de ICARE TV.

Claro se refirió, entre otras cosas, a las consecuencias de ser el país de la OCDE con menos tiempo de presencialidad escolar en la pandemia, ahondó en los puntos ciegos de la educación chilena, el manejo del estrés por parte de los estudiantes y cuál debiese ser el legado que el próximo proceso constituyente deje a las futuras generaciones.

Evitar el fracaso debilita la autoestima

La académica destacó algunos elementos que ella considera «puntos ciegos» de nuestro sistema educativo.

En ese sentido, señaló el efecto de la pobreza en el desarrollo infantil y cómo afecta el aprendizaje.

Asimismo, recalcó aspectos ligados al tema socioemocional, así como al bienestar psicológico y la salud mental.

Desde su mirada, debemos prepararnos para enfrentar adversidades con mayor frecuencia y «eso requiere que los estudiantes tengan herramientas y hábitos que les permitan encontrar el bienestar emocional en donde estén».

A su vez, explicó que la autoestima se malentendió por muchos años y se creyó que para fortalecerla era importante evitar que los niños y jóvenes estuvieran expuestos al fracaso.

«Por supuesto que una autoestima fuerte nos permite enfrentar desafíos, pero si no ha superado fracasos, es muy frágil; a la primera dificultad no tiene sustento», agregó.

Un nuevo proceso constituyente puede ser un gran legado

Por otro lado, aseguró que extender el cierre escolar durante la pandemia generó un problema gigantesco en materia educativa.

Claro resaltó que la falta de presencialidad hizo que se perdieran hábitos, desmotivó el desarrollo de habilidades y afectó la convivencia escolar.

Todo esto le preocupa, ya que no ve «sentido de urgencia» en querer hacerse cargo de este panorama tan complejo.

También opinó sobre la necesidad de contar con autoridades y figuras que sean modelos de buen trato.

Ante la pérdida de principios de respeto a la autoridad, enfatizó que quienes desempeñan cargos políticos pueden enseñar a través de sus discursos, cómo tratan al adversario o cómo critican la idea contraria de otra persona.

En ese sentido, expresó que el nuevo proceso constituyente «puede ser ejemplo de cómo trabajar con respeto en la diversidad».

«Ese proceso, si queda bien, podremos enseñarlo con orgullo en los colegios […] Es importante el producto, pero el legado debe ser el proceso», puntualizó.