Desde una edad muy temprana, Fernando Chomalí empezó a experimentar una especie de melancolía interna.

«La búsqueda del absoluto de Dios estaba muy arraigada en mi vida», comentó el actual arzobispo de Concepción.

Para monseñor Chomalí, esa búsqueda profunda y dramática le permitió encontrar en Jesucristo y la Iglesia «respuestas muy contundentes».

Durante el capítulo 36 de la cuarta temporada de nuestro ciclo En Persona, Chomalí  conversó con Cristián Warnken y se refirió a dichas respuestas, rememoró sus años felices en el seminario, valoró el peso de la razón y dio su mirada sobre los debates éticos más difíciles que enfrenta la Iglesia hoy.

Fe en la razón

La razón es el acto sublime que nos permite reconocer lo bueno y correcto, explicó el obispo.

En ese sentido, Chomalí destacó que, a pesar del aumento de la violencia, sigue teniendo fe en la razón.

«Apelo a la razón como una forma de resolver los conflictos y en política lo necesitamos de manera urgente», agregó.

Asimismo, explicó que Chile está atravesando un momento histórico muy delicado y, aunque internamente tiene la esperanza cristiana, ve la realidad con cierto pesimismo.

Su sentir se fundamenta en tres razones: «No hay un proyecto común que nos una a todos, el concepto de comunidad está muy deshecho y la ética siendo cuestionada».

«Me preocupa que están todos preocupados del fenómeno, pero no del fundamento», aseveró.

La Iglesia y los debates bioéticos

El arzobispo también dio a conocer su postura sobre los debates bioéticos más difíciles que enfrenta la Iglesia hoy.

Al respecto, aseguró que son dos temas puntuales: el aborto y la eutanasia.

Sobre este último punto, Chomalí manifestó que se trata de una discusión impulsada desde el mundo occidental.

En ese sentido, detalló que hace años se hizo una investigación en el Centro de Bioética de la Pontificia Universidad Católica para comprender las razones que motivan a una persona a pedir la eutanasia.

Una de las principales, recalcó, es la soledad.

«Las personas en Holanda o en Bélgica piden la eutanasia porque se sienten solas», señaló.

También hay razones económicas, pues «las personas en sus últimos años de vida se gastan todos los recursos que no se gastaron cuando eran productivos», complementó.

Chomalí puntualizó que la eutanasia es «una respuesta cultural a una situación inhumana de soledad y abandono».