Puede parecer una contradicción, pero fue el paso por la escuela técnica lo que reforzó la pasión de Iván Jaksic por las humanidades.

Pero fue su salida del país, ese pensar a Chile desde fuera, lo que generó ese fuerte vínculo con la historia.

El académico, Premio Nacional de Historia 2020, contó en la vigésima edición del ciclo En Persona diversos aspectos importantes de su vida personal y profesional.

Entre ellos, detalló ese nexo que resulta inolvidable de su ciudad natal, Punta Arenas.

«La ciudad, el clima, el contacto con la naturaleza; es algo que queda grabado», señaló en su conversación con Cristián Warnken.

De su infancia, etapa que describe como muy formativa, recuerda ese temprano gusto adquirido por la literatura, el tiempo escuchando radio y las partidas de ajedrez con su hermano.

Cultura de la cancelación

Preguntado por su opinión sobre la cultura de la cancelación, Jaksic aseveró que es algo que, como humanista, le preocupa.

«Las humanidades significan diálogo, tolerancia, apertura y la cultura de la cancelación es exactamente lo contrario», recalcó.

Asimismo, destacó que este fenómeno empezó a vivirlo durante sus años en Estados Unidos, pero en el caso de Chile «nos llegó de una vez».

«Como suele pasar cuando las cosas llegan repentinamente, aparecen de una forma más dura«, agregó.

A su vez, añadió que este fenómeno se ha amparado «por cierta impunidad que dan los medios tecnológicos».

1891, Andrés Bello y el lenguaje en pandemia

Jaksic también hizo una comparación entre lo vivido en Chile en 1891 y lo que está pasando actualmente.

De hecho, explicó que el único punto que encuentra en común es que «seguimos sufriendo esa tensión histórica entre el Congreso y el Ejecutivo».

Por otro lado, también ahondó en esa conexión que tiene con la figura de Andrés Bello, tocando varios puntos que abordó en el libro Andrés Bello: pasión por el orden.

Asimismo, destacó el trabajo de la Academia Chilena de la Lengua, institución de la que es miembro, sobre todo actualmente.

En ese sentido, se refirió a la transformación del lenguaje en pandemia y esos «detalles nimios» de abordar cuáles son los términos que surgen a raíz de una realidad social, política o biológica.

«La tarea es encontrar un equilibrio entre los cambios que tienen que ocurrir y buscar la mejor expresión en nuestro lenguaje castellano», puntualizó.