PERSONAS · EMPRESA · SOCIEDAD

Muchas señales nos hacen reflexionar hoy día sobre la forma en que trabajamos y el funcionamiento de nuestras organizaciones. No sólo es la disrupción digital, también se suma el cambio generacional, la disrupción demográfica –envejecimiento, inmigrantes, mercado laboral- y la disrupción cultural. ¿Cómo adaptarse con entusiasmo y eficacia a las condiciones cambiantes de la sociedad, la economía y los modelos de negocio?

Un proceso virtuoso nos hace pensar que mejores personas, hacen mejores empresas y que mejores empresas, construyen una mejor sociedad, la que, a su vez, cierra el círculo aportando las condiciones para la formación de mejores personas.

Esta mirada aporta una visión más amplia del propósito de la empresa, asignándole un rol significativo en la formación de personas, el desarrollo de talentos y una mejor calidad de vida de las personas. El trabajo, entendido como una importante fuente de felicidad para el ser humano debiera aportar satisfacción con la vida personal, bienestar emocional y bienestar social. Esta energía se transforma en recurso clave para movilizar a las organizaciones modernas potenciando su capacidad competitiva y rentabilidad en un equilibrio sustentable.

Hay señales que nos indican la necesidad de transformar la forma en que trabajamos para que las organizaciones puedan innovar, crecer y sigan siendo competitivas. Muchos de estos cambios tienen que ver con formas y maneras, con la cultura, valores y comportamientos. Esto demanda renunciar a usos y costumbres para incorporar otros. ¿Cómo enfrentar y gestionar las dificultades del cambio?

La gestión de personas se materializa en la interacción diaria en los equipos de trabajo. La forma en que se toman y comparten las decisiones, se validan y evalúan los procesos y se producen los aprendizajes. Esta sesión presenta cinco aplicaciones exitosas de modelos y técnicas para el cambio, que no demandan grandes recursos ni una instalación compleja. Las experiencias son presentadas por sus protagonistas, incluyendo sus dudas, aprendizajes, avances, retrocesos y logros de impacto real en sus organizaciones.

Freud definía salud como “la capacidad de amar y trabajar”. No podemos sustentar la idea de salud en dos pilares más esenciales de la vida humana y que nos remiten directamente a la familia y a las organizaciones.
En la organización sana la gente es feliz, en una organización enferma las personas sufren y su satisfacción con la vida y bienestar emocional –su salud- se deteriora. A la visión más amplia del propósito de la empresa, debemos agregar también su contribución a la felicidad de las personas. Así, el trabajo debiera aporta un buena razón para vivir, satisfacción con el logro personal y colectivo y sentido de pertenencia. Una organización sana no sólo es un buen negocio, es el mejor negocio.