Jorge Rojas es el cuarto de ocho hermanos, por lo que cualquiera podría pensar que el silencio era un bien escaso entre ellos. Sin embargo, siempre ha tenido un apego al silencio para orar y reflexionar.

Esta afición continúa en su vida adulta y junto con su esposa, la cardióloga María Ester Goldsack, se lo traspasaron a sus siete hijos.

“La primera escuela del silencio es el hogar. Les enseñamos a estar en silencio para mirar el arte, la naturaleza y así poder plasmar esa belleza. Creo que en la creación es Dios quién actúa. Él pone en el corazón una idea y lo que uno hace es continuar la obra creadora”, afirmó.

Este domingo 13 de agosto, en conversación con Cristián Warnken para el ciclo “En Persona”, el doctor contó sobre su visión de la religión y cómo lo plasma en su vida cotidiana, el entorno en que creció y su obra más emblemática: COANIQUEM.

“En COANIQUEM se atiende a la persona por quién es y no por cuánto tiene. De partida, no se cobra”, explicó.

Asimismo, profundizó en cómo es el modelo de atención y se traspasa a cada uno de sus pacientes.

“El ADN de COANIQUEM es bio-psico-socio-espiritual. El modelo bio-psico-socio es reduccionista y ve al paciente como un cliente. Cuando se agrega el componente espiritual, estás viendo en él un sujeto trascendente”.