La historia de Javiera Parada, señala el escritor Cristián Warnken, es de resiliencia y esperanza.

Así lo destacó en el cuarto programa del ciclo En Persona. Conversaciones sobre la vida, el país y el futuro.

El espacio conducido por Warnken contó con la participación de la actriz y gestora cultural, quien por más de hora y media detalló varios aspectos de su vida profesional y su trayectoria política.

«La política, parte fundamental de la vida»

Javiera Parada ha estado en contacto con la política desde que nació.

«Vengo de una familia preocupada de la política y que ha sido activa en política desde hace tres generaciones», contó.

Además, expresó que desde muy pequeña entendió que «la política forma parte fundamental de la vida, porque en Chile estaba prohibida».

«Como muchas personas que nacimos en dictadura, y que fuimos niños y jóvenes durante la dictadura, viví rodeada de la lucha por la recuperación de la democracia«, añadió.

Por otro lado, Parada ahondó en la relación con su padre, José Manuel Parada, con quien vivió durante once años antes de su secuestro y asesinato.

«Era un hombre que amaba la vida, alegre, creativo, que le gustaba aprender. Creo que esas cosas quedaron en mí».

Aunque suene raro, recalcó, tuvo «el privilegio de saber qué había pasado» con su padre y pudo elaborar su duelo.

«En este país hay mucha gente que no sabe qué pasó con su familia […] Hay que seguir peleando para que todas aquellas personas que perdieron a seres queridos durante la dictadura puedan hacer ese duelo», aseveró.

Reivindicar el diálogo y los acuerdos

Parada también dio su punto de vista sobre la importancia de crear un clima de acuerdos políticos en el país.

«Hay razones válidas para que la gente desconfíe del diálogo […] Durante mucho tiempo ha habido sectores excluidos del diálogo».

La gestora cultural resaltó que «las asimetrías de poder», así como casos de corrupción y colusión, han reforzado dicha desconfianza.

«Es fundamental entender eso para poder responder a la interpelación que uno recibe cuando promovemos el diálogo», añadió.

A su vez, dijo que «el músculo del diálogo» ha ido perdiendo capacidades y «hemos generado una sociedad donde están los buenos y los malos».

«Esa no es la manera en la que las sociedades evolucionan y se desarrollan», aseveró.

Asimismo, Parada enfatizó en la necesidad de reivindicar la palabra acuerdo en Chile.

«El problema con el concepto es quién se sienta en la mesa para hacer esos acuerdos […] Los acuerdos cobran sentido cuando son tomados por todas las partes interesadas y no solamente por la élite«.

«Las prácticas democráticas hay que hacerlas cotidianamente»

Parada también se refirió a la democracia, definiéndola como un proceso que constantemente está en construcción.

«Las convicciones democráticas, a veces uno las da por sentadas […] Las prácticas democráticas, el respeto a las instituciones y a las mayorías hay que hacerlas cotidianamente«.

Al mismo tiempo, señaló que «lamentablemente en la derecha y en la izquierda hay quienes no creen en la democracia».

«Hay que tener cuidado cuando se debilita el diálogo democrático y político, porque por un lado aparecen los populismos, que son peligrosos, pero por otro lado aparecen los autoritarismos, que son peores».

En ese sentido, destacó que «la democracia, con todas sus imperfecciones, es el mejor sistema para vivir juntos«.

«Tenemos que cuidar el diálogo y a nuestras instituciones, porque lo que ocurre cuando no lo hacemos es feroz y es muy difícil volver a recuperar la democracia».

Parada agregó que la institucionalidad democrática que hemos creado es para proteger a los débiles del abuso de los poderosos.

«Por eso a esas instituciones hay que protegerlas, incluso cuando están dirigidas por alguien con quien estamos en desacuerdo».

Crítica a la izquierda y el vital rol de la cultura

Preguntada sobre su visión de la izquierda, Parada señaló dos puntos:

«En general nos ha costado, primero, renovar nuestro discurso, y, segundo, ser más autocríticos«.

A su vez, aseveró que, para que la gente crea en la política, se requieren «organizaciones abiertas, transparentes y participativas».

«Creo que en las nuevas organizaciones de izquierda terminamos reproduciendo lo que criticamos y cuesta mucho no personalizar la política».

Con respecto a la intolerancia, Parada vinculó este problema con las deficiencias en la cultura y la educación del país.

«Falta poner la cultura en el centro del desarrollo de este país […] Un país que se olvida de la cultura deja a un lado cosas inmateriales sin las cuales no podría vivir».

En ese sentido, celebró que se haya incluido la cultura entre las medidas que se anunciaron del Plan de Emergencia.

«Los países no solo se reconstruyen materialmente, también hay que reconstruirles el alma y el espíritu colectivo«, puntualizó.

Mira nuevamente En Persona. Conversaciones sobre la vida, el país y el futuro con Javiera Parada.