¿Qué es el diálogo social? ¿A qué se refiere? ¿Cómo se construye? ¿A quiénes involucra?

Aunque existen diversas preguntas en torno a este término, básicamente alude al diálogo entre las representaciones empresariales y de trabajadores.

Suena como algo que está muy presente en nuestro país, pero una mirada minuciosa nos hace ver que no ha existido de la manera eficiente e institucional que Chile necesita.

Para ahondar en este tema, el Círculo de Personas y Organización de ICARE realizó el Coloquio El desafío de la colaboración y el diálogo social.

Este encuentro, transmitido a través de ICARE TV, fue moderado por Enrique Munita, abogado y socio de Munita & Olavarría.

Además, contó con un panel que estuvo integrado por importantes figuras del mundo empresarial, sindical, jurídico y político:

Osvaldo Andrade, abogado, exministro del Trabajo y Previsión Social y expresidente de la Cámara de Diputados.

Vivianne Blanlot, directora de CMPC y Antofagasta Minerals.

Arturo Martínez, presidente de la Central de Trabajadores de Chile.

Camila Merino, exministra del Trabajo y Previsión Social.

Álvaro Flores, profesor, abogado y juez del 2do Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago.

Diálogo sin Gobierno

Desde la perspectiva de Andrade, en Chile existe una necesidad general de diálogo, algo que se ha tornado urgente pensando en el proceso constituyente de las próximas semanas.

Además, recalcó que actualmente los juicios ciudadanos sobre las instituciones públicas y privadas son lapidarios.

«Estamos en un momento en el que la deslegitimización de las instituciones es brutal«, enfatizó.

En ese sentido, se refirió al papel fundamental del diálogo social y destacó que lo principal es reconocer a los actores de dicho diálogo.

«Creo que el diálogo debería desarrollarse entre organizaciones empresariales y organizaciones de trabajadores, no necesariamente debe estar incluido el Gobierno«, aseveró.

Para el letrado, la participación del Gobierno «da la sensación de una lógica de árbitro de la disputa».

A su vez, destacó que la organización por ramas es algo que empezará a desarrollarse también en el mundo del trabajo.

«Es mejor prever esta situación y no seguir negándola tozudamente», puntualizó.

Conocimiento permanente y mutuo entre los actores sociales

Blanlot, por su parte, resaltó la relevancia del diálogo social y el papel que juega en el conocimiento mutuo entre empresas y sus colaboradores.

Asimismo, detalló que el diálogo social necesita que se produzcan acuerdos con beneficios compartidos en todos los ámbitos del desarrollo económico y social.

«Mi definición de diálogo social está marcada por un permanente de conocimiento mutuo, que buscar llegar a niveles de colaboración que permitan ir adaptando las condiciones en las que viven los trabajadores y en las que operan las empresas«, señaló.

Además, agregó que, en un momento tan dinámico como el que estamos viviendo, las leyes tardan mucho en adaptarse.

«Es el entendimiento directo entre actores sociales lo que nos va a permitir avanzar», manifestó.

Un par de experiencias con resultados poco prácticos

Por otro lado, Martínez explicó que en el mundo del trabajo existen distintas instancia de diálogo.

A su vez, resaltó un par de experiencias a nivel nacional cuyos resultados no fueron del todo práctico.

El líder sindical se refirió al Acuerdo Marco de los 90 y el Acuerdo de Voluntades del 2010 como experiencias positivas.

Sin embargo, aseguró que al no tomarse dichos acuerdos «se perdió una oportunidad clara de instalar en el país una cultura de diálogo».

Asimismo, enfatizó que el diálogo tiene que ser continuo y no solamente cuando las cosas no marchan bien.

«A nivel de empresas el diálogo ha estado centrado en la negociación colectiva, que se hace cada dos o tres años. Dentro de ese periodo no hay conversaciones y cuando se llega a la negociación colectiva hay una mochila de problemas que tensionan, crean conflicto y distorsiona el proceso«, explicó.

Nuevas tecnologías y la importancia de prepararnos para el futuro

Merino coincidió con la afirmación que hicieron los demás panelistas sobre la necesidad de diálogo en el país.

Sin embargo, durante su intervención se dedicó a detallar la importancia de preparar a las personas para los cambios que se vienen a futuro en el mundo del trabajo.

«Nuevas tecnologías, automatización, Inteligencia Artificial, una serie de transformaciones que  generará muchos puestos de trabajo, pero que hará que otros desaparezcan», expresó.

En ese sentido, recalcó que debemos estar más unidos y adaptarnos a este mundo cambiante. Para ello, es necesario fortalecer el diálogo social en cuatro puntos clave:

1 – Mayor participación.

2 – Diálogo permanente.

3 – No debe haber temas vetados.

4 – Buena asesoría y diagnósticos profundos.

Transitar hacia un diálogo con confianza

Finalmente, Flores vinculó el diálogo social con el proceso constitucional que se dará a partir del 25 de octubre.

En ese sentido, aseveró que dicho proceso «nos pondrá frente a la necesidad de construir las nuevas bases de la convivencia política».

Por otro lado, señaló que implementar el diálogo social tiene que ver con cuáles son las condiciones institucionales.

«Es importante la base constitucional y la armonía de esa nuevas base con la legislación […] Desde allí tenemos que plantear esta construcción de una cultura de diálogo basada en confianza«, puntualizó.