Es para mí un alto honor recibir el Premio ICARE 1988 en la categoría “Empresario” y compartir este mérito junto a destacados empresarios que han sido distinguidos hoy y en años anteriores, que con su ejemplo dignifican la actividad empresarial.Es para mí un alto honor recibir el Premio ICARE 1988 en la categoría “Empresario” y compartir este mérito junto a destacados empresarios que han sido distinguidos hoy y en años anteriores, que con su ejemplo dignifican la actividad empresarial.

Mis agradecimientos más sentidos a ICARE, a su Presidente y al Jurado por haberme elegido para recibir esta significativa distinción.
Pero debo reconocer mi sorpresa por este galardón, que han tenido la benevolencia de otorgarme.

Un empresario, tal vez por la naturaleza de su tarea, no tiene ni espera más distinción que la satisfacción que obtiene día a día ante la preferencia que le otorgan los consumidores.
Para mí y el grupo humano que compone la empresa en que participo, el poder satisfacer las necesidades del mercado constituye la razón fundamental del esfuerzo de todos y lo que da valor a nuestra tarea.

Enfrentar desafíos, competir, entregar un buen producto y sentir la satisfacción del trabajo bien hecho es la razón de ser de nuestra empresa, cumpliendo de esta manera lo que la sociedad espera de nosotros. Además, impregnados de este espíritu, hemos salido al exterior con nuestros productos, estableciendo una base segura para poder seguir avanzando en el futuro.
Hemos recorrido, sí, un largo y afanoso camino, con un avanzar lento, pero sin pausa, con cuidadosa previsión, sin intentar aventuras que pongan en peligro lo ya realizado; pero, con la fuerza de innovación y progreso de que somos capaces, hemos sabido salir adelante y superar con éxito muchos períodos difíciles. Paralelamente a mis actividades productivas, he desarrollado una prolongada actividad gremial, trayectoria que gentilmente ha comentado hace un momento el Presidente de ICARE.

Desde muy joven dediqué mi acción al ámbito laboral, buscando siempre el mejor entendimiento entre los trabajadores y las empresas del sector textil, al cual representaba.
Otro campo de mi acción gremial ha sido la defensa de los principios de una economía libre y permitir el desarrollo de la iniciativa personal.

Junto con lo anterior, he trabajado intensamente en la educación y capacitación, en las Corporaciones de Educación Técnico Profesional. Sólo puede haber desarrollo educando a nuestra juventud y preparándola con conocimientos sólidos, para que pueda enfrentar con éxito el mañana.
Por lo anterior, debo confesar que este premio no es mi premio, sino el reconocimiento a un equipo humano, que ha cumplido y está cumpliendo con el deber que nos hemos impuesto. El éxito logrado por nuestras empresas, y el mío en particular, en la acción gremial, se lo debo a muchísimas personas e instituciones. Es por esto que quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer:
En primer lugar, a nuestros trabajadores, a sus técnicos y administrativos, quienes con su esfuerzo y dedicación han llevado a nuestras industrias al honroso sitial en que hoy se encuentran.

Amigos dirigentes de los Sindicatos Industrial y Profesional, que tan gentilmente han querido acompañarme en este acto, les pido transmitan a sus asociados mis cordiales saludos y mis sinceros agradecimientos.

A mis hermanos, que juntos hemos recorrido un largo camino y cuya unidad inquebrantable nos permite proyectarnos con fe y entusiasmo.

Al Instituto Textil de Chile, asociación que acogió mis primeras inquietudes gremiales, mis agradecimientos a su mesa directiva y a todos mis colegas industriales textiles, que en gran número hoy día están presentes, testimoniando así su cordial amistad.

A la Sociedad de Fomento Fabril, institución a la que tanto debo, por haberme permitido participar en su mesa directiva en tres oportunidades e integrar su Consejo Directivo desde 1971, y desde estos cargos ayudar a defender los principios para desarrollar la iniciativa empresarial en un ambiente de libertad. Mi reconocimiento a sus dirigentes y consejeros, por su sincera amistad, que me han brindado a través de tantos años.

A mis amigos del Consejo de la Corporación Educacional Textil, institución tan querida, que me ha tocado participar desde su fundación y que gracias al entusiasmo de su presidente y directiva hoy muestra frutos que nos llenan a todos de una honda satisfacción.
Igualmente, mis agradecimientos a nuestras directoras de los dos liceos industriales, a sus profesores y administrativos por su abnegada y fecunda labor.

Amigos míos, permítanme que quite un momento más de su tiempo, quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer a mi querida esposa Eliana, porque en los 35 años que hemos compartido nuestras vidas siempre he encontrado su apoyo y comprensión. Supo educar a nuestros hijos con cariño, rectitud y austeridad, formarlos para enfrentar la vida y verlos hoy realizados como profesionales.

En una familia cada vez más numerosa, con la llegada de los hijos de nuestros hijos, Nana es el pilar y alma de nuestro grupo familiar.
Pero, por sobre todo , quiero agtradecer a Dios por todo lo que me ha dado, por mi trabajo, mi familia, mis amigos, por este instante que estoy viviendo y, especialmente, porque El hace 80 años, en 1909, guió los pasos de mis padres desde las sagradas tierras de Belén hasta este maravilloso, maravilloso país, Chile.