Premio ICARE 2009

Agradezco enormemente este premio tan importante. ICARE representa lo mejor y más relevante del mundo empresarial chileno, y por eso me siento especialmente honrado al recibir esta distinción. El Directorio de Icare actúa –según su misión- para “promover los principios, valores y conceptos que inspiran el desarrollo de la empresa privada como agente de progreso nacional”. Entonces, con este premio, se quiere destacar la labor empresarial.

Es en representación de los empresarios de este país que me honro en estar hoy día acá. Me parece muy importante que se destaque la labor de los empresarios. Su acción transforma la sociedad y genera mayor bienestar para el país; su actividad, cuando es exitosa, traslada recursos a mejores usos y es la principal causa de una mejor calidad de vida de la población.

Me parece que los asociados de ICARE y su jurado, que me otorgaron el premio ICARE 2009, han tenido en particular consideración el proyecto SMU. Es un proyecto que sorprende porque primero muestra que era posible algo que no parecía tal y, segundo, porque se levanta en tiempos difíciles.

Permítanme una reflexión a partir de esta idea de la actividad empresarial como generadora de sorpresas. Creo que es una idea muy importante para entender el rol de los empresarios en la sociedad.

A comienzos del siglo XIX, Malthus concebía un mundo incapaz de dar sorpresas empresariales. Malthus creía que en Inglaterra, con una cantidad constante de tierra y con técnicas invariables de producción, era posible producir una cierta cantidad de bienes y sostener una cierta población. Con más población se generaba hambre, miseria y finalmente muerte, lo que devolvía la población a su equilibrio natural.

Doscientos años después entendemos que Malthus describía un mundo sin cambios tecnológicos.

A comienzos del siglo XX, Schumpeter ya había podido observar un mundo con innovación y había desarrollado una ilimitada apreciación por el capitalismo y la libre empresa, porque constató que -donde estos ocurren- mejora sistemáticamente el nivel de vida de las personas. Y captó que lo esencial en ese capitalismo que mejoraba al mundo era la innovación, la capacidad empresarial de generar sorpresas.

Cito a Schumpeter1: “El impulso fundamental que crea y mantiene en movimiento el motor del capitalismo viene de los nuevos consumidores, de los nuevos bienes, de los nuevos métodos de producción o transporte, los nuevos mercados, las nuevas formas de organización de la industria que crean las empresas capitalistas”. “El capitalismo es, por naturaleza, una forma o método de cambio económico y no solamente nunca es, sino que nunca podría ser, estacionario”.

1 Capitalismo, Socialismo y Democracia . Joseph A. Schumpeter 1942
Hoy, en el siglo XXI, la ciencia económica concluye que el bienestar se determina, antes que nada, por la “Productividad de los Factores”. ¿Y qué es esa Productividad? No es la inversión en máquinas, ni el número de personas trabajando; es la mayor producción que resulta del conjunto de sorpresas que va generando el mundo empresarial, que permiten ofrecer algo nuevo, o a un menor precio. Hoy sabemos que el mayor bienestar a través del tiempo no resulta de más máquinas o más personas, sino del ritmo al cual los empresarios generan innovaciones, menores costos o nuevos productos. Del ritmo al cual ocurren las sorpresas empresariales.

En dos siglos pasamos del pesimismo de Malthus y de la pobreza extendida, al mundo de la innovación y de las sorpresas empresariales como base de una expectativa de mayor bienestar para todos. En doscientos años se ha confirmado, una y otra vez, que los empresarios son la fuerza más progresista, más generadora de bienestar y que más hace por mejorar la condición humana.

Por eso es un gran orgullo para mí poder representar en esta ceremonia esa fuerza transformadora y socialmente insustituible que son los empresarios.

Hoy, estamos en medio de una crisis, y están siendo criticados los empresarios y la lógica misma con que opera una economía libre. Creo que tras la discusión actual hay errores importantes.

La historia muestra que las crisis económicas son frecuentes. Porque así como hay errores de apreciación en negocios específicos, cometidos por empresarios específicos, hay también errores de apreciación globales, que llevan a regulados y reguladores a actuar según visiones insostenibles. Luego de las crisis hay nuevas regulaciones -y debe haberlas- para alinear mejor los intereses individuales con el interés general. Pero, es ingenuo creer que la causa de la próxima crisis va a ser la misma.

Entonces, seguirá habiendo nuevas crisis, nuevas lecciones y nuevas correcciones.

Suponer que la larga historia de progreso y mayor bienestar que ha acompañado a las economías libres, vaya a ver su fin esta vez, ante dificultades no tan diferentes de las que tantas veces se han superado, me parece una mirada sin perspectiva histórica o muy voluntarista.

Debemos seguir confiando en la capacidad de los empresarios, y en la economía libre para generar mayor bienestar. Y hoy, cuando se vive una crisis, es el momento para manifestar con más fuerza esa confianza.

Lo importante es no minimizar las crisis, no evitar los ajustes, que incluso deben verse como oportunidades para salir fortalecido.

Es bueno tener en mente – y hago un pequeño paréntesis- que la mayor parte de los grupos económicos más fuertes, en Chile y en otros países del mundo, se han consolidado en épocas de crisis. Y supongo que es por una razón muy simple: no son rentables los proyectos a los que se entra, y que se desarrollan, pagando precios de euforia. Es más seguro, tiene más futuro, un proyecto al que se entra cuando los precios son moderados.

Antes de terminar, permítanme algunas reflexiones de tipo más personal.

Una reflexión es sobre las grandes ayudas que he tenido en mis emprendimientos, ayudas que nunca dejo de agradecer.

La primera es la disposición a trabajar y la pasión por emprender y por desarrollar mi vida como empresario, que debo a mis padres y a su ejemplo inagotable de laboriosidad, creatividad y empuje. La segunda fue mi acceso a buena educación formal; primero en la Universidad de Chile, como estudiante de Ingeniería Comercial, y luego en la Universidad de Chicago para obtener un doctorado en economía.

Ambas escuelas me dieron elementos de gran valor para entender el mundo de los negocios y un enorme apoyo para enfrentar decisiones complejas. Mis padres me dieron la pasión y la fuerza, las universidades el método o razón.

Hubo razón y pasión al comprar Banco Osorno y en su desarrollo. De los disponibles era el mejor y con más futuro, y lo fue. Venderlo fue una decisión de ser independiente, comprando Banco Concepción para crear Corpbanca, que hoy tiene un valor mayor al de Banco Osorno cuando se vendió. Pasión y razón me decían que podíamos hacerlo de nuevo, y lo hicimos.

Lo mismo al adquirir la AFP Provida y fusionarla con otras AFPs para crear una entidad más eficiente y poderosa.

Ha habido razón y pasión al desarrollar pasó a paso una entidad tan consolidada y relevante en la industria de seguros como es hoy CorpVida.

Y lo mismo al desarrollar y refundar o crear desde COPESA un conjunto de medios tan relevantes en el país como son La Tercera, La Cuarta, La Hora, El Diario de Concepción, las revistas Qué Pasa, Mujer, Paula, y + Decoración y el grupo de radios Dial.

Yo lo paso muy bien en mi actividad empresarial. Los empresarios presentes saben perfectamente lo que digo; lo paso muy bien porque estoy muy motivado en lo que hago y me doy el lujo de dedicar mis esfuerzos a perseguir esas motivaciones. No me cuesta trabajar, porque hago lo que me gusta; porque siento pasión por emprender.

En el último año y medio entramos con pasión y razón a la industria del retail, a través de supermercados SMU, a realizar más de 40 negociaciones, a conformar un equipo de excelencia; a estudiar la experiencia de otros países; a buscar los socios y directores expertos en el negocio.

Reflexiones personales sobre la Pasión y la Razón en el emprendimiento

  • Pasión y razón construyen liderazgos de largo plazo. Sin razón o sin pasión no habrá liderazgo duradero. —La pasión ayuda a la entrega personal. La razón canaliza en buena dirección esta entrega.
  • La pasión construye emprendimientos con personalidad. La razón construye emprendimientos con método.
  • La pasión nos lleva a ser audaces, la razón nos dice que nunca debemos hacer algo que no soporte un simple análisis lógico.
  • La razón crea obras con cabeza, la pasión con corazón.
  • La razón nos da consistencia, la pasión nos da constancia.
  • La justa medida entre razón y pasión es sine qua non para el éxito de los emprendimientos. Mucha pasión sin razón no llevara muy lejos a un emprendimiento. Mucha razón sin pasión no hará notable al emprendimiento. Sólo el equilibrio entre ambas lleva a la creación de valor.

Muchas gracias.